Autor: Jaime Laventman

 

¿Porqué soñamos? ¿Qué significado tiene el sueño de cada uno de nosotros? ¿Dónde se originan los mismos? Una de las múltiples interrogantes a las que el hombre se enfrenta desde muy pequeño. Sueños repetitivos, con una temática que varía en su forma, pero no en su contexto.

El siglo XIX, lo llamaría yo el del renacimiento de la neurología. Las escuelas del mundo europeo, comienzan a analizar la estructura del cerebro, y a desentrañar, o tratar de hacerlo, los fenómenos que posee. Ese órgano, bien oculto dentro de la cavidad craneana, parece ser es el motor principal de nuestra existencia como seres pensantes, diferentes a las demás criaturas, que deambulan, nadan o vuelan sobre la superficie del planeta. Los descubrimientos sobre las funciones específicas del mismo, van surgiendo poco a poco, ante el asombro de los médicos e incluso de los propios neurólogos. Se asienta la corteza visual como el analizador final de las imágenes, aún sin poder comprender la transformación de las mismas en una realidad, un pensamiento, una abstracción o un reflejo de lo que nos rodea. El Dr. Brocca nos entrega una zona específica en el lóbulo frontal izquierdo, como la sede del lenguaje, y otros posteriores a él, mejorarán la noción de las demás funciones que el habla, su entendimiento, la escritura o la lectura pueden tener de localización cerebral. Se van desentrañando los misterios de la parte motora y sensitiva del cuerpo, de la audición, del gusto y el olfato. Poco a poco, con estudios detallados, el mapeo funcional del cuerpo humano se va tejiendo. No así, con la parte psíquica. Con los aspectos mentales, incluidos la memoria, la asociación de ideas, las angustias y ansiedades, y las diversas conductas del ser humano. Eso persistía como un ente prácticamente desconocido. Han explorado los investigadores, la superficie del iceberg solamente, falta aún, la parte más importante, la que paradójicamente, se encuentra de manera invisible por debajo de la superficie observable.

Sigmund Freud, nace en 1856. De origen judío, estudia la carrera de medicina y se especializa en neurología, siendo este, su campo de acción primario. Estudió durante un corto tiempo, en el laboratorio del prestigioso neurólogo francés, Jean-Martin Charcot, y observó con cuidado la forma en que el maestro utilizaba la hipnosis para tratar la histeria. A su regreso a la ciudad de Viena, y en colaboración con su colega Josef Breuer, desarrollan el método catártico, consistente en provocar un efecto terapéutico a través de la purga o descarga de afectos patógenos ligados a sucesos traumáticos a través de su evocación. Para ello se apoya en la asociación libre y en la interpretación de los sueños. Es probable, que recordara al bíblico José, interpretar los sueños de faraón, y el éxito conseguido al hacerlo de manera por demás convincente.

Buscaba encontrar las causas de esas reacciones, al rememorar en sus pacientes los trauma psicógenos, productores de diversos síntomas, lo que abre el punto de partida de su teoría del psicoanálisis, a la que por cierto, dedicará el resto de su vida.

Nos habla de sexualidad, incluyendo a los infantes. De represiones, de síntomas histéricos y neuróticos, y forja un nuevo lenguaje asociado a sus ideas. Nos explica el inconsciente, y las ideas de traer esas represiones al consciente y deshecharlas, pero encontrándose en el camino con grandes resistencias.
Nos refiere al placer y a la muerte. Explica lo que su método de transferencia implica en el psicoanálisis. Nos extiende sus ideas a los chistes, lapsus, actos fallidos etc. Nos habla de un pre consciente. Propone una estructura de operación de la mente en capas, tres de ellas manifestadas como el ello, el yo y el superyo. Nos habla de las gratificaciones como deseos muy primitivos. Explica como el superyo, la parte que contraresta al ello, representa los pesamientos morales y éticos. Habla de la libido, y desarrolla la idea de las fases del hombre, en la fase oral, la anal, la fálica, la del período de latencia y la fase genital. Establece analogías con personajes de la antigüedad, y nos explica por ejemplo el complejo de Edipo, y otros más. Nos descubre la sexualidad al relacionarla con el incesto, las perversiones y los trastornos mentales. Los antropólogos y sociólogos critican estas teorías, por considerarlas incompletas al omitir las determinantes socio culturales.

Desarrolla el psicoanálisis y adopta una mínima intervención por parte del terapeuta. Adopta una postura neutral, abstinente, y permite así al paciente, proyectar sus pensamientos y sentimientos, y en este proceso llamado transferencia, el paciente es capaz de reconstruir y resolver conflictos reprimidos, que han causado una enfermedad, en especial, aquellos de la infancia, con sus respectivos padres.

Este luchador, habrá de enfrentarse a la enemistad de sus colegas en primer término, y de las autoridades legales, eclesiásticas, filosóficas de todos, y posteriormente, a pesar de haber fundado una escuela de pensamiento, sus discípulos irán abandonando sus teorías, a la par que desarrollan las propias. Pero, sin jamás olvidar las bases de todas ellas, que son el resultado del pensamiento de Sigmund Freud.

Freud, sale huyendo de la alemania nazi, con la ayuda de varias personas. Sus hermanas que permanecen en Alemania o Austria, morirán durante la segunda guerra mundial, asesinadas en varios campos de concentración. El propio Freud muere al inicio de la guerra, ya refugiado en Londres, como consecuencia de un cáncer del paladar, contra el que luchó por muchos años.

Los nuevos conceptos instaurados por Freud, las futuras clasificaciones de las enfermedades mentales, los orígenes de las mismas, y los hallazgos de la medicina moderna, con los neurotransmisores y la localización de la funciones cerebrales con mayor exactitud, así como la relación entre las mismas, han impactado al mundo, en su conceptualización de lo que la mente significa y su manera de interactuar con uno mismo, y con los demás. Pero, la mirada aguda, las ideas expresadas por la mente de Freud, son la base de la psiquiatría moderna.

Es mucho lo que le debemos a Freud en el campo de la investigación de la mente, y en parte de la neurología. Sus teorías han sido descreditadas, criticadas, reafirmadas, pero no olvidadas. Este hombre, pudo fácilmente ser merecedor del premio Nobel en dos entidades: La medicina y la literatura. Para aquellos que no conocen a fondo su obra y su genialidad, aún en duda si sus teorías son o no válidas, deberían leer sus obras, y asombrarse ante la inmensa pléyade de sofisticadas ideas que llegó a expresar con claridad de científico y literato.
Nos habló de Moisés, y de como el calificó su vida, o del parricidio en la obra inmortal de Dostoyevsky, los hermanos Karamazov. Y legó sin intención alguna, nuevas palabras y conceptos que ya son parte del idioma cotidiano de cada ser humano sobre la tierra.

Nos entregó en su obra sobre la interpretación de los sueños, contestaciones válidas a muchos de ellos, basados en las libres asociaciones establecidas entre el inconsciente durante el sueño, y el consciente en la vida diaria.

Quizas el aporte más importante de todos, es haber hecho consciencia en el ser humano, sobre el funcionamiento psíquico, para establecer nuestra mente, sus bendiciones y sus errores, y al intentar adentrarnos en ello, nos mostró que el cerebro humano, no consta de células, conexiones y transmisión, sino que de ellas mismas, emana el concepto de individuo, de nuestra mortalidad y de las interrogantes que tenemos, sobre nuestra presencia en el mundo.

Cómo actúa la mente y forja ideas, conceptos y pensamientos. Trató durante su vida de averiguarlo, pero será labor llevada a cabo por otros, que desentrañarán esos misterios. Logró auto analizarse a si mismo, y probablemente decepcionarse, al reconocerse como un hombre imperfecto, pero con otras cualidades, que lograban hacer madurar sus conceptos éticos, morales y filosóficos.

Gustav Mahler era un compositor neurótico en su vida y en su obra, por demás genial. Tuvo una larga entrevista con Freud, solamente en una ocasión. Desconocemos si esa plática pudo o no haberlo ayudado. Para entonces su matrimonio con Alma, había muerto tiempo atrás. Mahler, a la par de Freud, se enfrentaban a la muerte, ya anunciada por determinada enfermedad, en ambos.

Ambos trascenderán a la fama eterna por sus obras y su esfuerzo. Ambos judíos de nacimiento, y quienes cuestionaron en parte su religión por diferentes razones. Ambos, culturalmente, pensadores de su tiempo y la era que les tocó vivir. Freud nos legó su pensamiento en letras, mientras que Mahler lo hizo con notas musicales.

Si. Definitivamente, las ideas de Freud impactaron al mundo, y abrieron una nueva caja de Pandora, que el hombre ya no podrá volver a cerrar jamás.

Desde el escritorio de la Editora

 Rosalynda Cohen

La aversión contra los judíos no ha muerto, sino que desafortunadamente en la actualidad se ha recrudecido y multiplicado en todos los confines de la tierra.

EDITORIAL DEL 15 DE MARZO

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