Autor: Enrique Medresh

CUANDO HAY CONFLICTO ENTRE LA LEY Y LA VIDA

El Talmud y la tradición judía entienden que el versículo, “Guardarás mis leyes y mis reglas, y vivirás por ellas …” (Levítico 18:5) significa que las leyes de la Torá son una fuente de vida que trae vida a la persona. Por lo tanto, en situaciones de conflicto, en las que por obedecer los preceptos la vida peligra, o puede llegar a peligrar, Dios dice: ‘Que el mandamiento sea anulado para que la persona pueda vivir” (comentario sobre Yoma 82b), es decir que el individuo únicamente está obligado por los preceptos (mitzvot) cuando su observancia no conduce a la muerte (Yoma 85b)

Por ejemplo, observar el sábado, 5to de los 10 Mandamientos del Decálogo, es una de las piedras angulares de la ley bíblica. No obstante, cuando surge una situación en la que el cumplimiento de las leyes de Shabbat pone en riesgo la vida de alguien, estas leyes se suspenden para que se pueda atender las necesidades del enfermo. Por ejemplo, si en Shabbat una persona tiene una dolencia potencialmente mortal, y necesita que se le cocine alguna comida o medicamento especial, el mandato de pikuaj nefesh (preservar la vida) suspende las leyes del sábado como son las prohibiciones de cocinar y usar fuego, y se atiende la emergencia (Shabat 132a).

Algunas opiniones rabínicas también justifican trasgredir el Shabbat en casos de peligro mortal porque “es preferible que se profane un Shabbat y la persona pueda vivir para respetar muchos sábados (posteriores)” (Yoma 85b). Sin embargo, aunque este razonamiento parece afirmar el Valor de la Vida, hay situaciones donde no justificaría violar las leyes del sábado. Un ejemplo de ello, sería cuando se trata de prolongar la vida de un enfermo que está tan cerca de la muerte que es casi imposible que sobreviva hasta el siguiente Shabbat. Sobre este escenario el rabí Menachem Meiri (siglo XIII) explica su aplicación y gran importancia: “Tal vez la persona se arrepienta durante esa hora y expíe los pecados que cometió durante toda su vida”.

Sin embargo, existen tres excepciones a la regla anterior, de modo que incluso cuando la vida está en juego, no se permite violar estas tres prohibiciones bíblicas: el asesinato, la idolatría y el incesto o adulterio:

* Asesinato. Está prohibido matar a una persona inocente para salvar otra vida; por ejemplo, no está permitido que mates a alguien para evitar que te maten a ti, o matar a alguien para conseguir un órgano que necesites. La práctica actual de enfermos graves que viajan a China para poderse trasplantar órganos de prisioneros que fueron ejecutados, sería un ejemplo de lo que no se debe hacer, ya que en muchas ocasiones los gobiernos locales castigan a los ciudadanos con pena de muerte por delitos menores, como podría ser cometer un fraude o por disentir políticamente, y posteriormente los dirigentes políticos se enriquecen con el tráfico de órganos.

* Idolatría: Está prohibido involucrarse en la idolatría, incluso si trasgredir salvará una vida. Por ejemplo, si a una persona se le dice “Participa en la adoración de un ídolo o deidad para que no te maten”, debe resignarse a morir incluso si la única otra persona presente es el idólatra que lanza la amenaza (Sanhedrín 74a). Sin embargo, el Talmud trae la opinión de rabino Ishmael de que la persona debe sacrificar su vida únicamente si el acto de idolatría se realiza en presencia de diez o más judíos adultos (un minián).

* Conducta sexual ilícita, como sería participar en incesto o adulterio; denominada en hebreo guiluy arayot.

El ayuno de Yom Kippur es otra situación que se discute a menudo en los códigos, tal que se aplica el imperativo de violar la ley judía para preservar la vida y la salud. Alguien que sufre de una dolencia potencialmente mortal, y cuya condición se vería afectada negativamente si se abstuviera de comer y beber líquidos durante todo un día, debe comer y no ayunar. Tan obsesionada está la ley judía de que la vida no se ponga en peligro innecesariamente, que los rabinos dictaminan que si un médico insiste en que un paciente coma en Yom Kippur y el paciente se niega, escuchamos al médico. Y a su vez, si el médico dice que el paciente puede ayuna, pero el enfermo insiste que “necesita comer”, escuchamos al paciente; es decir, en ambos casos no requiere ayunar. Esto mismo aplica a una mujer embarazada que estando consciente del significado del ayuno de Yom Kippur, insiste en que necesita comida; es alimentada hasta que su deseo sea satisfecho (Maimónides, “Leyes de Yom Kippur 2:9). El Talmud basa esta norma en el versículo bíblico “El corazón conoce la amargura de su alma” (Proverbios 14:10); es decir, hay momentos en que la persona enferma conoce sus necesidades mejor que el médico (Yoma 83a).

La decisión del enfermo de ayunar en Yom Kippur, incluso cuando su vida está en juego, puede estar motivada por el temor a la ira de Dios por desobedecer lo que muchos consideran una de las prohibiciones más fundamentales del judaísmo. Puede ser que el enfermo se sienta terrible por su acción y, aunque por ley debería comer, su insistencia en no comer, es una forma de delirio u obsesión autodestructiva. (Yoma 83a). También implica un razonamiento defectuoso; comer en Yom Kippur está prohibido solo para aquellos que están sanos, mientras que el precepto para las personas gravemente enfermas es comer. Por lo tanto, una persona que se supone que debe comer en Yom Kipur, pero no lo hace, comete una violación de la ley judía tan grande como la persona que se supone que debe ayunar, pero no lo hace. Como enseñó el rabino Israel Salanter: “Una persona que está muy enferma está exenta de todos los mandamientos excepto uno: ‘ Y tendréis mucho cuidado con vuestras vidas'” (Deuteronomio 4:15).

Durante los últimos días de la vida del rabí A.Y. Kook’s (1935), poco antes del día del ayuno, consciente de lo enfermo que estaba, le dijo al médico: ‘Mi yetzer hará (inclinación al mal) me dice que ayune, mientras que mi yetzer hatov (la buena inclinación) me dice que no ayune”.

El gran talmudista de hace 150 años, rabí Jayim Soloveitchik, era muy tolerante en permitir a las personas enfermas comer en Yom Kipur. Cuando se le cuestionó por ello, él respondió: “No soy indulgente respecto a permitir que las personas enfermas coman en Yom Kipur; esto solo refleja que soy muy estricto en las leyes de cuidar la vida cuando ésta está en peligro (pikuaj nefesh)”. Rabí Yaakoo Kamenetzky, un gran erudito lituano del siglo pasado, cuando joven, ordenó a un feligrés diabético que no ayunara en Yom Kippur. El hombre se negó a seguir el dictamen del rab; su salud se deterioró rápidamente y murió. El rabino se negó a dar una eulogía en el funeral de este hombre porque sintió que era necesario demostrar que la obligación de la Torá de preservar la salud no debe tomarse a la ligera, y ayunar cuando hay peligro para la vida es falsa piedad”

El Talmud postula el principio general de que “en asuntos de incertidumbre relacionados con la preservación de la vida, nos regimos por la indulgencia” (safek nefashot lehakel; Yoma 83a, Shabat 129a; Shulján Aruj Oraj Jayim 618:1). Cuando se trata de disputas financieras u otro tipo, la ley judía establece que debemos seguir la opinión de la mayoría de los jueces. Sin embargo, en cuestiones que implican el peligro de la vida, seguimos la opinión indulgente, incluso si es la opinión de la minoría (Yoma 83a). Si la mayoría de los médicos dice que un paciente está lo suficientemente sano como para ayunar en Yom Kippur, pero una minoría sostiene que el ayuno pondrá en peligro la vida del paciente, seguimos la opinión de la minoría.

Con base en lo anterior, rabí Moshe Feinstein, escribiendo sobre el tema de la violación del sábado en un caso en el que las posibilidades de salvar a la persona son escasas, argumenta que, al igual que en un día de semana, haríamos todo lo que estuviera a nuestro alcance para salvar una vida, incluso cuando las posibilidades de éxito no son seguras, del mismo modo, las leyes del sábado tampoco se interponen en el camino del rescate dudoso de una vida” (Igrot Moshe, Yoré Deá 2:146).

En otra sección, el Talmud sostiene: “Las regulaciones relativas al peligro para la vida son más estrictas que las prohibiciones en la ley” (Jamira sakanta mi’isura; Julín 10a). En áreas rituales, la ley bíblica se basa en la probabilidad. Por ejemplo, supongamos que hay diez tiendas de carne en un mercado, nueve de las cuales son kasher, mientras que una no lo es. Y sucede que una persona encuentra dentro de dicho mercado un paquete de carne sin identificación, de modo que es imposible determinar de qué tienda proviene. La Torá dictamina que se permite comer la carne hallada, ya que hay un 90% de probabilidad de que sea kasher (Julín 95a). Sin embargo, si hay diez copas de vino, una de las cuales contiene veneno, y una de estas diez copas se mezcla con otro grupo de nueve copas de vino, las cuales con seguridad no contienen veneno, también está prohibido beber de cualquiera de estas últimas, aunque es muy posible que en este segundo grupo de copas no hay siquiera una copa peligrosa, y no se puede confiar en el principio de las probabilidades. La explicación es clara; si la copa contiene veneno, y la persona la bebé, esto la matará.”

Siempre que hay peligro para la vida, la ley judía insiste en que actuemos sin vacilación para tratar de preservar la vida. Por ello, Maimónides reglamenta de manera similar: “Está prohibido titubear sobre infringir las leyes del sábado o no, cuando estamos ante una persona gravemente enferma” (“Leyes del Shabbat” 2:3).

Si una persona enferma se niega a violar alguna ley que es perjudicial para su salud, se le obliga a tragredir; por ejemplo, se le puede presionar a comer un alimento no kasher que mejore su salud. El rabino David ben Zimra (Responsa de Radbaz; 4:1139), al responder a una pregunta sobre un enfermo “muy piadoso” que se negó a que se profanaran las leyes judías por su bien, escribió: “Este individuo es un tonto piadoso (jasid shoite), y es reprochable por actuar así. Hablando en general, no veo ninguna piedad en tal comportamiento, sino más bien la destrucción deliberada de un alma. Por lo tanto, el paciente debe ser alimentado contra su voluntad, o forzado a hacer cualquier otra cosa que los médicos digan que haga. De lo contrario, equivale a derramar sangre”.

De igual manera, si hay motivos para creer que durante una epidemia el ayuno reducirá la resistencia de las personas a la enfermedad, está completamente permitido comer en Yom Kippur, incluso para aquellos que aún no están enfermos. En 1848, el rabí Israel Salanter, reaccionando ante una furiosa epidemia de cólera en Vilna, ciudad Capital de Lituania, colocó avisos en las sinagogas de la ciudad en la víspera de Yom Kippur instando a los judíos a no ayunar “en este día santo y terrible”, ya que hacerlo reduciría su resistencia. También tomó medidas extremas para que su advertencia fuera tomada seriamente.

El terror psicológico también es una forma reconocida de que la vida está en peligro (pikuaj nefesh). Por ello, si un niño pequeño se ha encerrado en una habitación y está muy asustado, “uno está autorizado a romper la puerta y sacar al niño, lo que representa un acto normalmente prohibido en shabbat,” (Yoma 84b).

En los casos en que existe la obligación de violar el sábado u otras leyes, Maimónides dictamina que estos actos “no deben ser realizados por gentiles, niños o sirvientes… Más bien, deben ser realizados por grandes y sabios personajes de Israel”. El hecho de que personas prominentes violen públicamente el Shabbat para salvar vidas demuestra claramente que las ordenanzas de la Torá están destinadas a aumentar la “misericordia, la bondad y la paz [en el mundo]” (“Leyes del Shabbat” 2:3; véase también Yoma 84b). Un ejemplo moderno de acciones basadas en esta instrucción es lo que sucede en la organización Hatzalah con sede en Nueva York; compuesta por judíos religiosos que conducen ambulancias y atienden urgencias médicas de emergencia todos los días del año, aunque la organización podría emplear a no judíos para equipar de personal a sus ambulancias durante los sábados y las festividades judías.

El Talmud delinea los parámetros de las violaciones permitidas en el día sábado con un ejemplo conmovedor: ” Si la persona todavía está viva, podemos profanar el Shabat hasta por un bebé de un día, pero si ya ha muerto, no podemos hacerlo, incluso por alguien tan grande como David, el rey de Israel” (Shabat 151b). En otras palabras, cuando la vida puede salvarse o incluso extenderse, se suspenden prácticamente todas las leyes; de lo contrario, se aplican las leyes de Shabat.

El permiso para violar la ley se aplica a todas las situaciones en que la vida es amenazada, y no solo a las médicas y psicológicas. Un ejemplo de esto: si llega a haber una oportunidad de rescatar cautivos, se debe hacer lo posible por liberarlos de su cautiverio aunque sea en el Shabat, ya que pueden llegar a ser golpeados hasta la muerte por sus captores. En un caso célebre, el rabí Jayim Soloveitchik suspendió el inicio de Yom Kippur de todas las sinagogas de la ciudad de Brisk hasta que pudo juntar el costo del rescate de dos cautivos, que ciertamente no eran culpables de un delito capital, y tal vez tampoco de delito penal en absoluto.

Si bien la mayoría de las discusiones sobre este tema se centran en el permiso para violar las leyes rituales cuando la vida está en juego, las leyes éticas, con ciertas excepciones, también pueden violarse. Por ejemplo, a una persona se le permite robar dinero o comida para preservar su vida. El Talmud registra que cuando Rabí Yehudá contrajo bulmos, una enfermedad potencialmente mortal cuyos síntomas incluyen hambre voraz, tomó pan de un pastor sin permiso (Yoma 83b). Una persona que carece de dinero debe preocuparse primero por salvar su vida. Evidentemente, en tales casos, al cesar el peligro, la persona debe pagar o regresar lo que ha tomado. (Shulján Aruj, Joshen Mishpat 359:4).

Hay una diferencia importante entre la ética de la Torá y la filosofía del Cristianismo (de acuerdo a la visión de San Agustín) respecto al tema de decir una mentira consciente y deliberadamente cuando se trata de salvar una vida. Para el judaísmo el Valor supremo es la Vida, por ende, salvar una vida a costa de decir una mentira es perfectamente aceptable. Por el otro lado, San Agustín opina que decir la Verdad es un Valor superior al Valor de la Vida ya que la mentira aleja a la persona de Dios. El judaísmo contesta a la objeción anterior, revelando que el concepto de la Verdad como cualidad de Dios es más amplio que simplemente decir una verdad o decir una mentira; la Verdad como un TODO es realzada cuando hay más personas para reconocer, santificar y servir al Eterno. E incluso hacer la Paz es un valor superior a la Verdad, ya que la paz entre individuos realza la belleza, la sinergia y la Unidad del Todopoderoso.

Amenazas Nacionales: Cuando una comunidad judía ha sido sitiada o está en una situación de peligro, se ordena a todos los habitantes a tomar las armas en su defensa, y si el ataque ocurre en sábado, los soldados deben ir a la batalla de inmediato, y no demorar hasta que termine el sábado (Yad Hajazaká; Leyes de Shabbat 2:23). Ese precisamente fue el caso en octubre de 1973 cuando los ejércitos egipcio y sirio atacaron a Israel en el día del Yom Kippur, y el ejército se movilizó inmediatamente por todo el país.

En el siglo II aec. hubo un grupo de judíos piadosos que se negaban a luchar en sábado, incluso cuando eran atacados. Obviamente, fueron aniquilados -mil hombres, mujeres y niños-, por las tropas de Antíoco, el monarca sirio. Inmediatamente después, Matityahu, el padre fundador del movimiento de los Macabeos, dictaminó: “Si todos hacemos lo que han hecho nuestros hermanos, y nos negamos a luchar por nuestras vidas contra los invasores en Shabbat, pronto nos borrarán de la faz de la tierra, así como nuestras leyes y costumbres. “Ese día decidieron que, si alguien venía a pelear contra ellos en sábado, pelearían en lugar de morir como sus hermanos lo habían hecho” (El Libro de los Macabeos I 2:3-41). Obviamente, la decisión de Matityahu permitiendo a los soldados judíos a luchar en sábado no era innovador. Ya más de ochocientos años antes el rey David había peleado muchas guerras. Si sus oponentes sabían que él y sus tropas no pelearían en sábado, ¿acaso no los habrían atacado siempre en ese día?” Por lo tanto, es más probable que aquellos que se negaron a luchar en defensa propia, trataron de imponer un nuevo estándar en la vida judía, el cual resultaba suicida,; lo que los Macabeos lograron, fue erradicar de la vida nacional esas ideas erróneas.

La Torá también permite a los soldados violar todo tipo de leyes en tiempos de guerra cuando su salud y, por extensión, sus vidas pueden verse comprometidas si no lo hacen: “Cuando la avanzada del ejército conquista una tierra extranjera y se establece en ella, en caso de que tengan hambre y solo se pueda encontrar alimentos prohibidos, se les permite comerlos: carne no kosher, cerdo y alimentos similares” (Julín 17a. Maimónides, “Leyes de Reyes”, 8:1). Basado en lo anterior, cuando las personas se encuentran en situaciones difíciles en las que contra su voluntad no tienen acceso a comida kasher por un período prolongado, indudablemente pueden comer lo que esté disponible. Sin embargo, una persona no debe colocarse de manera voluntaria en esta situación, por ejemplo, yendo a vivir a un lugar donde no tendrá acceso a comida kasher.

Desde el escritorio de la Editora

 Rosalynda Cohen

El 30 de julio es el Día Mundial contra la trata de personas.

 

EDITORIAL DEL 15 DE JULIO

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