Si revisamos la historia de nuestro país, observamos que el cambio radical que sufrió México fue en la transformación que se efectuó en nuestro país al terminar La Revolución, para mí fundamental, y que soñaba con cláusula de ejercicios que manifestaban a un México organizado, libre, y con ejercicios simbólicos extraordinarios para la vida del hombre.

Desde un principio y a partir de la Decena Trágica y por supuesto de profundos cambios, y a pesar de la gran riqueza del México de entonces, sufrimos la iniciación de lo que seguimos llamando corrupción y por supuesto no estamos seguros de que en la actualidad desaparezca y que ha impedido que por todos lados sea sano.

En mi corto comentario se me ocurre considerar que el país no ha podido llevar a cabo las extraordinarias finalidades que soñaba la Revolución.

Considero que la raíz de lo anterior está dividida en las formas de gobierno siguientes, en la política mencionando y actuando la extrema izquierda o la extrema derecha. Ejercicios que lo han sufrido diversos países en cualquiera de las dos dimensiones.

Posiblemente en algún o algunos gobiernos se manejó la derecha en unos y en otros la izquierda.

Actualmente gran parte de los habitantes temen como otros que cualquiera de las dos formas de gobernar puede llegar a ejercerse por uno y otro lado y en todas ellas, ha existido la duda en uno u otro lado.

Nuestro gobierno actual por razones muy amplias que el pueblo conoce, espera con ansias la salida y la precisa finalidad de disminuir la pobreza, y en otro lado la derecha quisiera convenir en muchos actos que está sufriendo el país con este gobierno.

Por mi edad y circunstancias considero que no debe haber ni izquierdas ni derechas, sino originar un sistema totalmente opuesto a ambos pensando, haciendo y definiendo la finalidad que tiene México, insistir en lo bueno en lo uno y otro para que nazca realmente un futuro justo enmarcado en la realidad nacional. Los excesos de uno y otro lado son altamente peligrosos para la existencia de nuestro querido México; y ni siquiera pensar en una dictadura de uno o de otro lado.

Ser de cualquier lado, son una de las infinitas maneras de iniciar guerras fratricidas. Ambas en efecto, son formas de la hemiplejia moral