Autor: Eli Suli

 

En el corazón de Roma se encuentran los restos del Coliseo, un símbolo universal. Pero detrás de esas piedras milenarias, hay mucho más que ruinas… hay una historia de poder, de ambición, y tambien de una impresionante ingeniería. La historia de un imperio que quiso dejar su huella en el mundo. No sólo con ejércitos y conquistas, sino también con espectáculos que congelaban el alma. El Coliseo fue levantado con la mano de obra de miles de esclavos traídos de diferentes lugares, y de entre ellos, 12,000 eran esclavos judios traídos como prisioneros desde Jerusalem. Bajo la mirada calculadora de Vespasiano, un General que estuvo sitiando Jerusalem por dos años, hasta que se encontro con el sabio Rabi Yojanan, quien había salido oculto de la muralla de Jerusalem para llegar hasta Vespaciano, y darle la noticia de que iba a ser el nuevo emperador romano. Y justamente en ese momento, habían llegado con el general para darle la noticia de que había muerto el emperador anterior, y desde Roma lo habían nombrado a el como nuevo emperador.

Ante esa buena noticia, Vespaciano le dijo a Ribi Yojanan, “pídeme lo que quieras y te lo dare”. Ribi Yojanan entonces le pidió: “DAME LA YESHIVA DE YAVNE Y A SUS SABIOS”, porque aunque tú destruyas nuestro Templo los sabios serán la continuidad del pueblo judío”. Vespasiano se regresó a Roma, pero dejó a su hijo Tito para que continuara con su campaña de destrucción de Jerusalén y el del Templo judio.

Entonces para celebrar la victoria de Roma sobre Jerusalem, nació la idea de construir un Coloso de piedra, capaz de albergar al pueblo entero. Capaz de distraer y Capaz de imponer respeto. Un gesto político, tan ingenioso, como monumental. La construcción comenzó alrededor del año 70 d.e.c inmediatamente después de haber destruido el Segundo Templo, de Jerusalem, y se efectuó con el botin obtenido de las arcas del Templo judio.

La prisa era parte del mensaje. Sin embargo, Vespaciano no vivio para ver su obra terminada, no obstante, su legado lo continuo su hijo Tito, quien lo inauguró unos años después, y lo hizo con un despliegue que aún hoy no se podría creer. Cien días consecutivos de espectáculos…

Desde el escritorio de la Editora

Rosalynda Cohen

Recién celebramos el día de Jerusalén (Yom Yerusalaym). Cabe recordar que bajo la resolución de la ONU de 1947, que proponía el establecimiento de dos estados en el Mandato Británico de Palestina, Jerusalén seria una ciudad internacional por un periodo de 10 años, en cuyo tiempo se haría un refrendo a cargo de los residentes del lugar, para que se decidieran a que país se adherirían. El liderazgo Judío aceptó el plan, pero los árabes no.

EDITORIAL DEL 1° DE JUNIO

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