Autora: Esther Shabot

 

En tiempos del shah, Irán sostenía relaciones diplomáticas y económicas plenas con Israel, pero todo cambió radicalmente a partir de la instauración de la República Islámica. Si bien desde antes se había iniciado ya en el país persa un proceso de desarrollo de una industria nuclear, bajo el ayatola Jomeini tal objetivo adquirió nuevo ímpetu.

 

El régimen islamista chiita de los ayatolas se instaló en Irán en 1979 tras derrocar al gobierno del shah. Desde sus primeros días estableció con claridad sus objetivos: imponer un sistema teocrático y totalitario acorde con el principio de que la civilización occidental era anatema. Por ello había que combatir a EU, el “gran Satán”, y borrar del mapa al “pequeño Satán”, el Estado de Israel, ocupante de un territorio que debía estar sólo en manos musulmanas. Todo ello formaba parte de una misión mesiánica, necesaria para la aparición del Mahdi, especie de gran redentor que impondría en el mundo entero el reino de Alá.

En tiempos del shah, Irán sostenía relaciones diplomáticas y económicas plenas con Israel, pero todo cambió radicalmente a partir de la instauración de la República Islámica. Si bien desde antes se había iniciado ya en el país persa un proceso de desarrollo de una industria nuclear, bajo el ayatola Jomeini, tal objetivo adquirió nuevo ímpetu, en concordancia con el proyecto de conseguir un arma nuclear como instrumento para alcanzar sus objetivos esenciales. Entre sus prioridades abiertamente declaradas estaba la destrucción del Estado de Israel y la expansión de la hegemonía iraní en la región de Oriente Medio.

A lo largo de las siguientes décadas, el régimen iraní incrementó, en efecto, su influencia regional al establecer en zonas fronterizas con Israel, aliados con capacidad de funcionar en calidad de proxys. Hezbolá, organización chiita libanesa, nacida a fines de los años 80, fue el más destacado, ya que su vecindad con Israel le facilitaba la misión de atacar directamente como ocurrió, por ejemplo, con la guerra de considerable intensidad y duración en el verano del 2006 y los ataques cotidianos a partir del 7 de octubre de 2023.

 

Desde el escritorio de la Editora

Rosalynda Cohen

Recién celebramos el día de Jerusalén (Yom Yerusalaym). Cabe recordar que bajo la resolución de la ONU de 1947, que proponía el establecimiento de dos estados en el Mandato Británico de Palestina, Jerusalén seria una ciudad internacional por un periodo de 10 años, en cuyo tiempo se haría un refrendo a cargo de los residentes del lugar, para que se decidieran a que país se adherirían. El liderazgo Judío aceptó el plan, pero los árabes no.

EDITORIAL DEL 1° DE JUNIO

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