Autora: Jennie C. de Serur
Lo llamo así porque los gratos recuerdos se quedan en la persona para siempre, Entre ellos destacan los sabores de la comida.
La Comida refleja costumbres tradiciones e identidad pero voy notado que los tiempos han cambiado mucho y eso me da mucha nostalgia. Empecé a notar el cambio desde hace muchos años, cuando iba encantada con mi esposo a muchas bodas de la comunidad Ashkenazí. Yo iba siempre con la ilusión de comer comida Idish (porque sólo la comía en casa de mi abuelita cuando era pequeña) y no la degustaba seguido, puesto que nos inclinamos siempre mi familia y yo a las costumbre orientales, árabe (comida, idioma, forma de vida etc.)
Recuerdo que llegando al banquete de la boda nos esperaba en la mesa una copa de fruta picada con su cereza roja encima. Luego nos servían un caldo humeante con kreplaj y Lojshon (una delicia), en una sopera redonda con un cucharón plateado, que parecía de principios de siglo.
Luego de plato fuerte era farfl con Pollo y de postre todos los invitados comíamos una rebanada del pastel de bodas de los novios. Y uno disfrutaba el menú como un regalo del cielo. Pasó el tiempo y de repente todo cambió, la modernidad nos ganó, Ahora se sirve el salmón a la no sé qué, la ensalada francesa a la no sé cuánto, una pasta, pescado o carne (según el bolsillo) a la Richelieu, y de postre mesas diferentes de dulces, chocolates, pasteles, junk bars (ni se los comen porque están siempre a dieta), creo que nos hemos vuelto muy exigentes. LA SENCILLEZ SE HA ACABADO.
Por supuesto que no critico el progreso, pero siempre hay que seguir recordando nuestra identidad, nuestras costumbres y tradiciones. La mesa es un altar, el guefilte fish, el Kipe, las Borrecas, etc, etc. Alimentos representativos de nuestra comunidad la idish, arabe y sefaradí, NUNCA DEBEN DE FALTAR.
Me doy cuenta que las épocas ya no ayudan. Hoy es el tiempo de restaurantes y tiendas surtidoras, ¿Quién quiere cocinar tanta tradición?
Recibí en mi celular un chat que refleja exactamente el tiempo que ya pasó El comentario siguiente representa a todas las abuelitas de las diferentes partes de la comunidad:
LA BOBE, abuela en “idish”.
¿Se acuerdan de nuestras bobes…?
Europeas todas ellas…esas que llegaron a trabajar y formar una familia a un lugar tan lejano. Sin dinero y sin idioma. Les hablo a todas aquellas que ya pasaron los 60, 70 y más…
Ellas eran diferentes a las de ahora…ni mejores ni peores…distintas…
¿Alguna vez conocieron alguna bobe que no tuviera el pelo blanco? ¿Conocen alguna abuela judía de hoy que tenga el pelo blanco?… Las canas infundían respeto. La bobe era toda una institución y sinónimo de sabiduría. Antes las bobes recibieron a sus nietos con manjares propios de la cocina judía.
Era un placer y un privilegio entrar a las casas de las bobes y disfrutar de ese aroma a pescado y a sopa de pollo que invadían todos los rincones. A ellas les apasionaba hablar de comida, tejían, hacían los tradicionales acolchados (“hiberbetn”) para que cuando se casaran sus hijos, no pasaran frío. Las abuelas judías de hoy manejan empresas y vehículos, navegan por internet y hablan por celular; y van a bailar… Geniales, modernas y juveniles!!!
El ámbito natural de la bobe era la cocina.
Y lo más lindo era que nuestras bobes eran las mejores “balebustes” (dueñas de sus casas), para las fiestas (iontef).
Preparaban comida como si viniera un regimiento… siempre tenían miedo que no alcanzara.
Los nietos del ayer nos preguntamos:
¿Quién nos preparará las latkes de papa, los varenikes, los kreplaj y los knishes (comidas típicas judías) como los de la bobe?
¿Quién nos hablará con ese acento extranjero casi extinto?
Era música para nuestros oídos escuchar a aquella hermosa “bobe amiga” que cuando dudábamos nos decía ese tan tradicional:
“NU”? (Y ¿que pasa?), como para que les contáramos nuestras penas… Vaya esto como un pequeño homenaje a las NONAS, ZITIS Y a las BOBES (abuelas), almas y vidas de cada hogar judío!!!
*Autor del chat Alejandro Goldstein.