Autor: Bernardo Tanur
Para muchos, entre ellos un servidor, las festividades son sanas y divertidas y son pretextos de celebraciones; alguna justificación para vacaciones y juergas; sin ello la humanidad solo tendría escasas salidas. Así que no nos es posible evadir la terrible e irresponsable cronología que en alguna forma nos impone, recordar, pero no siempre memorizar lo bueno y positivo, y lo malo y negativo que irremediablemente supone una agonía y éxtasis que causa dolor o placer, esperanza o pesimismo, parámetros que sin dudarlo vendrán en los años que llegan, y el resto que nos toque sufrir o gozar en este mundo……
Es evidente suponer que en el año que ya vivimos, enfoquemos nuestras mentes, corazón y alma en un progreso superior, en una salud insuperable y en una prosperidad progresiva.
Me pregunto, al pasar las importantes fechas de descanso y ocio, de desgano y muy poca vez de profunda meditación, ¿Hemos mejorado?, ¿seremos integralmente mejores?, ¿hemos, en pequeña cuantía, superado los flagelos que martirizan al mundo y a nuestro país? …
¡Yo creo que no!¡
La mejoría en la pobreza espiritual y material globalizada y local, apartando las tragedias de la madre naturaleza, no ha proporcionado al mundo un avance en la agonía que debía existir entre los hombres. Lo impide la ascendente corrupción, “el importamadrismo” total, la indiferencia que sucede en el mundo y en nuestro país, cientos de asesinatos que nos valen una pura y dos con sal, y la constante impunidad hasta en los casos más transparentes. Nos deslumbran las estadísticas, los números y las cifras: él por qué del producto nacional bruto. La economía está bien porque el dólar no es más caro, no importa que la corrupción nos esté ahogando, pero estamos estables. Que se construye un muro entre dos países, que de momento puedan estar en paz nos conformamos y ya ¡. Que no se cristalicen las reformas primero educativas (¿en qué lugar estamos?) hacendarias con 70% de la población entre dentro y fuera de la ley sin pagar impuestos ¿que estemos en la peor crisis, y sobre todo con el creciente narcotráfico ¿en el endeudamiento atroz que ni los bisnietos y tataranietos pagarán? Y un gran etcétera.
Estamos en nuestro país preguntando ¿se puede transformar a México? ¿Será mejor la izquierda que ya domina a media América? ¿O la derecha con extremos?
No podemos soslayar el hecho de que en estos conflictos se están haciendo eternos, aunque no los conozcamos a fondo, ¿será la izquierda la que pueda dominar o, por la amor de Dios se una aplicación política inteligente, milagrosamente honesta, libre, con una concentración de ejercicio político honesto, sin aplicaciones de origen visceral y emocional ¿?, que no se una a extremos de actitudes “payasas”, intolerantes y fundamentalistas que originan graves conflictos e impulsarían enfrentamientos que siempre han sido estériles.
Por lo menos yo sueño que se conserve el laicismo que tanto ha costado a México desde los últimos escritos empezando por la era Juarista.
Concentración por favor, Quo Vadis.???