Autor:
Moisés Salinas Fleitman*
El pasado año 2022 se llevaron a cabo las elecciones generales en Israel, en las que el partido de derecha Likud, liderado por el ex Primer Ministro Benjamín Netanyahu, obtuvo la victoria por un estrecho margen del 50.1% de los votos, mientras que la coalición de centro-izquierda recibió el 49.9%.
Si bien el margen de victoria fue por una mínima diferencia, el hecho de que dos partidos de la izquierda, El sionista progresista Meretz y el árabe Balad, no hayan logrado cruzar el umbral electoral del 3.25% provocó que se perdieran cientos de miles de votos para el centro-izquierda, y que los partidos de derecha y religiosos lograran 64 de los 120 escaños del Parlamento, o Knesset, y que eso les permitió formar una coalición con Netanyahu como Primer Ministro con amplia ventaja.
La plataforma del nuevo gobierno ha presentado diversos puntos clave en su plan de gobierno, que han sido controversiales, y los cuales incluyen los temas de asentamientos y Cisjordania, religión y Estado, reformas a la ley del retorno, y una amplia reforma judicial . Estas propuestas han generado una fuerte reacción por un porcentaje importante del publico Israeli, que ha impulsado masivas manifestaciones y protestas en las últimas semanas.
En cuanto a los asentamientos y la situación en Cisjordania, el gobierno ha reconocido la existencia de asentamientos ilegales y ha impuesto restricciones a los palestinos, incluyendo la retención de impuestos y un aumento en las incursiones y arrestos. Esto ha sido criticado por los países occidentales y varias organizaciones de derechos humanos y ha generado tensiones en la región.
En el tema de la religión y el Estado, el nuevo gobierno busca incrementar el apoyo económico a las escuelas religiosas y a las yeshivot, así como a las exenciones militares para los estudiantes religiosos, e imponer nuevas restricciones al comercio y a las actividades durante el Shabat, entre otras. Adicionalmente, algunos ministros han expresado que buscan limitar los derechos de la comunidad LGBT+ que es sumamente activa en Israel.
Con respecto a Ley del Retorno, que garantiza el derecho de todo judío a hacer aliya y recibir ciudadanía Israelí; también se han propuesto cambios radicales. Esta ley, que se aprobó en los albores de la fundación del estado, le da derecho a toda persona que tiene al menos un abuelo judío a migrar a Israel. Esto es porque fue alineada a las leyes nazis de Nuremberg, para que todos aquellos que fueron perseguidos tuvieran la oportunidad de ser parte de la nueva nación. La propuesta del nuevo gobierno es cambiar la definición, para que solo aquellos que son judíos según la Halajá, o ley rabínica, sean considerandos. De esa manera, aquellos que no tienen una madre judía o que han sido convertidos por las ramas conservadoras y reformistas del judaísmo, no serían considerados.
Finalmete, la propuesta que ha generado mayor enojo en la población israelí es la Reforma Judicial. El nuevo Ministro de Justicia, Yariv Levin, ha presentado una iniciativa de ley para que la selección de jueces esté controlada más directamente por la Knesset (actualmente se hace por un comité mixto que incluye abogados y jueces en servicio, además de políticos), y que además le da a la Knesset la capacidad de anular fallos de la Suprema Corte.
En general, la situación política actual en Israel es muy compleja y continúa siendo objeto de debates y controversias. Las tensiones entre el gobierno y los palestinos, así como las preocupaciones sobre la creciente politización de la judicatura, son temas importantes en la agenda política del país. Es importante que los ciudadanos y los líderes israelíes trabajen juntos para encontrar soluciones pacíficas y efectivas a estos desafíos.
*Rector de la Universidad ORT México