Autor: Gustavo Perednik
La propuesta de “cese de fuego” es un engaño exitoso: suena bien, y lo hace sentir moral al que la repite. No obstante, tras una supuesta aspiración a la paz, se esconde una férrea verdad: “cesar”, implica dejar al enemigo en pie o, en nuestro caso, que Hamás prosiga gobernando en Gaza, aun si fuera parcialmente. Y así permitirle cumplir con sus metas genocidas, que proclama sin ruborizarse. El único cese posible resultará de que Hamás deponga las armas. Si no, no hay que cesar.; hay que vencer. Para parecer ecuánime, se suele vincular el cese de fuego con la liberación de los secuestrados. Pero son cuestiones independientes. La primera debe ser incondicional. Si no, a Israel le asiste el derecho fundamental de acabar con los nuevos nazis.