Cuando en el año 1917, Rusia se transformó en comunista, provocó un efecto devastador al pueblo judío, ya que por un lado, se les prohibió cumplir las leyes de la Torá, pero también surgió un antisemitismo mundial culpando a los judíos rusos de haber provocado el comunismo, hecho que sirvió a los Estados Unidos para cerrarle las puertas a la inmigración, lo cual provocó más adelante que millones de judíos fueran asesinados en el Holocausto.

En el año 1919, el gobierno soviético confiscó todos los bienes pertenecientes a las comunidades judías y clausuró a su vez a casi todas las sinagogas los baños rituales. No obstante, el Rabino Moshe Feinstein ingenió un plan para poder mantener una Mikva en uso en su ciudad. Él se había enterado de que el gobierno tenía la intención de construir una piscina pública en Luban, su ciudad. Entonces convenció al contratista judío para que la construyera de tal forma que sirviera como una Mikva. Una vez inaugurada “la piscina pública”, la noticia se difundió en forma secreta entre la comunidad, por lo que comenzaron a llegar mujeres judías incluso desde muy lejos, al único baño ritual que funcionaba en toda esa zona.

En esos tiempos, se creó una policía especial secreta llamada “Yevsektsiya” que estaba compuesta por propios “judíos antijudíos”, y que habían propuesto varios decretos en contra de los judíos. En las escuelas de gobierno a la que tenían obligación de acudir todos los niños judíos, les enseñaban a los alumnos a odiar la religión. El maestro les decía a los hambrientos niños: “Pidamos todos juntos: ¡D-os, danos de comer¡ y los niños obedientemente pronunciaban ese pedido, entonces el maestro les preguntaba: ¿acaso alguien de ustedes recibió algo de comer? ¡No, replicaban los niños¡, bueno decía el maestro, ahora digan: ¡Lenin danos comer¡, y en cuanto los niños pronunciaban tal pedido a Lenin, inmediatamente les llegaban bolsas llenas de comida. También se había prohibido el estudio de la Torá y se obligó a los Rabinos a abandonar sus puestos. Muchísimos judíos fueron arrestados, exiliados a Siberia, y ejecutados. Como resultado, la generación siguiente fue apartada por completo del judaísmo. En todo el mundo se los culpó a los judíos de comunistas. León Trotsky, un judío que negaba que existiera algo llamado “judío”, era el principal responsable. Su verdadero nombre de nacimiento era “Lev Davidovich Bronstein”, él fue quien produjo el levantamiento armado, que llevó a los comunistas al poder. Trotsky fue el símbolo de la violencia y el poder del comunismo, y fue el principal responsable de la identificación mundial de los judíos con el comunismo. Tal como en una ocasión le dijo un Rabino al propio Trotsky: “Los Trotsky son los que hacen las revoluciones, pero los Bronstein son los que cargan con la culpa”.

Las consecuencias fueron trágicas para los judíos. En Rusia y Ucrania se armó una guerra civil entre los partidarios y oponentes al comunismo, y el pueblo judío fue el blanco de ambas partes. Más de 100,000 judíos fueron asesinados y más de 1,000 comunidades fueron destruidas en diferentes pogroms. La toma comunista de Rusia, asociada con los judíos radicales, tuvo graves consecuencias también en EE. UU.. En el año 1924, el gobierno norteamericano estableció recibir como máximo a 9,000 inmigrantes anuales de Polonia, Rumania y Rusia, que eran países que contaban con varios millones de judíos, cerrándoles así las puertas del país, y poniéndole fin de esta manera a la inmigración masiva de judíos a los EE. UU, cosa que después, los americanos ni siquiera cumplieron con el minúsculo cupo que habían propuesto. Aunque la llama del judaísmo en Rusia casi se apagó por completo, sin embargo, hubo un grupo que luchó con gran coraje por mantenerla con vida. Estos fueron los jasidim de Lubavitch, dirigidos por su Rebe Yosef Itzjak Schneerson. Ellos mantuvieron un sistema de escuelas y yeshivot clandestinas en toda la Unión Soviética. En 1928 había 4,200 niños en diferentes escuelas en veintidós ciudades. Pero cuando las autoridades rusas se enteraron, arrestaron al Rebe Yosef Itzjak Schneerson y lo condenaron a muerte. También muchos de sus seguidores fueron enviados a Siberia y ejecutados. A raíz de esto, se produjo una presión internacional que, hizo que el gobierno comunista liberara al Rebe y lo expulsara del país en 1928. No obstante, el esfuerzo continuó, y aunque solo se logró llegar con la Torá y el judaísmo a una pequeña parte de la población judía. Gracias a ellos, el judaísmo y la Torá no desaparecieron del todo en la Unión Soviética, y el renacimiento judío de hoy día en Rusia, se debe a aquellos valientes que lucharon en las condiciones más peligrosas que uno se pueda imaginar.

 

Desde el escritorio de la Editora

 Rosalynda Cohen

En la presente edición celebramos dos festividades judaicas importantes:

 

EDITORIAL DEL 15 DE MAYO

 

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