Autor: Salo Grabinsky
En mi trabajo como asesor de negocios de estructura familiar, trato de cumplir a conciencia con el papel de amigo imparcial y de buena fe, así como de ser un amable facilitador para ir gradualmente limando asperezas y mejorando (o estabilizando) la dinámica familiar. Este primer paso es indispensable para, ya en terreno fértil, ir proponiendo crear las estructuras, controles y sobre todo las reglas claras que afiancen a la empresa y la permitan sobrevivir por varias generaciones. No es fácil el proceso porque existen tantos familiares adoloridos, con rencillas de décadas y en muchos casos acompañados por situaciones de violencia, maltrato y adicciones a droga o alcoholismo que se hace imprescindible la presencia de un profesional en terapia o psicología para evaluar y ayudar a miembros o a todo el grupo familiar a que se puedan comunicar mejor.
He constatado una vez más que las empresas familiares exitosas son todas bastante aburridas. Todo está claro, hay comunicación sana y abierta entre las partes familiares y dentro del negocio, la información del negocio es fluida, veraz y completa por lo que la toma de decisiones trascendentales está basada en el razonamiento y discusión abierta dentro de un Consejo. Por lo tanto, en la mayoría de los casos sus juntas de consejo son aburridas, rápidas y muy efectivas porque todos están capacitados, informados y listos para ejercer su voto y dar opiniones valiosas.
Por lo contrario hay otros casos donde la historia familiar es propia de una telenovela de ínfima calidad, donde la realidad supera con creces la imaginación de cualquier guionista de cine o televisión. Las familias adoloridas tienen cada una su infierno particular y un bloqueo mental y afectivo que puede durar toda la vida del individuo y, además, infectar a las siguientes generaciones. El efecto en el negocio de su propiedad es casi siempre nefasto. Así, un conflicto familiar no resuelto de años estalla y además de dañar a la familia causa problemas en el patrimonio y se vuelve otra triste estadística de fracaso de un negocio otrora próspero.
Estas situaciones fami-liares duelen mucho, se guardan rencores por décadas y envenenan a los que lo sufren directa o indirectamente. Tienden también a permanecer latentes o” bajo la mesa” o en ríos subterráneos, ya que se piensa erróneamente que van a desaparecer y al hacer crisis por un evento fortuito (la muerte de un ser querido, un problema económico del negocio o de un familiar, un divorcio o accidente) la explosión es mucho mayor por el estado anímico de los familiares y los resultados son imprevisibles pero seguramente serán terribles. En los últimos meses me han llamado varios amigos asesorados a plantearme crisis internas y en otros casos se está haciendo realidad el turbulento cambio generacional en millones de negocios creados en la posguerra y que desde la década de los noventa hasta por ahí del año 2025 van a sufrirlo un gran porcentaje de las empresas familiares. Estamos llegando a esta fecha y la nueva generación que dirige a su empresa encuentra un panorama muy complejo en todos sentidos. Hay cambios en las estructuras familiares, en la velocidad de la información y con los efectos socio políticos actuales afectan el ambiente general y la seguridad. No la tienen fácil.